Gafas de sol, ropa bien combinada para la ocasión y una cámara que registrara un golpe con dificultad para la posteridad… Lo que podía ser un golpe soñado se quedó en un gran cabreo y en un palo roto. El jugador ni tan siquiera rozó la bola y lo que iba a ser un tirazo para el recuerdo se quedó en frustración y en un gasto extra.






Un comentario