Si hace unos días les contábamos la historia de un minigolf situado en el sótano de una funeraria, este lugar tampoco se queda atrás en cuanto a lo insólito de la propuesta –y además queda también un poco más cerca-.
Desde Londres llega Swingers, un complejo de minigolf situado también por debajo del suelo, concretamente en un bunker abandonado de la II Guerra Mundial. Y no le falta detalle. Un recorrido cuidado, bar, restaurante… Vamos, todo lo necesario para disfrutar al cien por cien de un día en compañía de la familia o los amigos.
Swingers fue construido inicialmente como una exposición temporal para dotar de atractivo y uso a este refugio construido ya hace más de 70 años. Sin embargo, su gran acogida por crítica y público –acumuló más de 90.000 visitantes durante los seis meses que tuvo lugar la muestra- llevó a los creadores a plantearse seriamente la posibilidad de contar con ella de forma permanente. Y así lo hicieron. Matt Grech-Smith y Jeremy Simmond optaron por no mover esta obra de arte y adaptarlo para que fuera un lugar en la que las personas pudieran pasar sus horas de ocio.
“El minigolf es parte de la cultura británica”, comentó Grech-Smith a la publicación Evening Standard. “Hay mucha nostalgia con este deporte, porque todos recuerdan practicarlo durante las vacaciones de su infancia. Asimismo, las personas anhelaban otro tipo de experiencias en relación a las salidas nocturnas en la ciudad–especialmente si las pudieran hacer con una copa en la mano-, y Swingers se presenta como una posible solución a esta problemática”.
Y es que, además de los 9 hoyos de rigor, este club de minigolf cuenta con una gran Casa Club de dos pisos ambientada en 1920, una terraza y un bar de copas con posibilidad de comidas. Qué mejor sitio para pasar el tiempo.