Estamos a punto de entrar de lleno en los últimos 150 días para que el golf vuelva a ser partícipe de la competición más grande del mundo a nivel deportivo: los Juegos Olímpicos. El Campo Olímpico de Golf, ubicado en la reserva de Marapendi, recibirá a 120 de los mejores jugadores de todo el planeta –contando el torneo masculino y femenino- en sendos eventos en los que finalmente se optará por el Medal Play individual en lugar de la disputa por parejas, como muchos reclamaban.
Pero no está siendo un sendero plácido para los brasileños. Ni mucho menos. Además de las críticas recibidas por parte de algunos golfistas como Adam Scott o Inbee Park ante la conveniencia del campeonato, también han salido a la luz otros temas que no benefician al evento en absoluto.
El campo de golf, sin ir más lejos, se ha visto sometido en los últimos tiempos a multitud de críticas por cuestiones legales y ambientales. A esto hay que sumarle la noticia que adelantábamos hace unos días sobre las aguas contaminadas que rodean tanto las instalaciones como la capital carioca.
Pero esto no es todo. Por si fueran pocos los problemas, la célebre frase circense de “el más difícil todavía” salta a la palestra estas últimas horas en Rio de Janeiro. Y es que el comité organizador tenía pensado introducir un evento inaugural el día 8 de marzo para que algunos de los mejores del mundo probaran tanto el campo como las instalaciones. ¿El problema? Que todos han declinado la invitación.
“Hemos hablado con algunos de los mejores”, afirmó el vicepresidente de la Federación Internacional de Golf Ty Votaw a los micrófonos de Golf.com. “Ellos mostraron su interés por asistir, pero el calendario es el que es y hace difícil que se pueda compaginar con los diferentes campeonatos”, concluyó.
El evento seguirá en pie. Eso sí, en lugar de superestrellas se darán cita nueve jugadores con estrechos lazos con Brasil –el principal atractivo será Lucas Lee, el actual número 409 del mundo-. Una velada deslucida para una cita con la historia.