Hay épocas duras. Épocas en las que se está más pendiente del qué dirán que de dar lo máximo dentro del campo. Épocas en las que el agujero se hace tan pequeño que parece imposible que la bola pueda entrar ahí. Épocas en las que no sale nada y que, comparadas con las vividas sólo unos años atrás, dan ganas de dejar todo conforme está, hacer mutis por el foro y abandonar el escenario antes de que él ose abandonarte a ti.
Esto es lo que hace unos meses sintió el golfista inglés y que le llevó, según ha afirmado en una entrevista concedida al Sunday Telegraph, a cuestionarse seriamente la retirada, pese a sus 38 años.
“No estaba disfrutando con el golf, se me hacía muy duro salir al campo a jugar. Además, después de llevar tanto tiempo sin ganar un título, no tenía razones para ver la luz al final del túnel. Mi confianza estaba por los suelos, fue entonces cuando me pregunté si quería seguir haciendo esto”, afirmó Donald, que tardó unos días en hallar la respuesta.
“Definitivamente sí, quería seguir haciéndolo. Me dije a mí mismo que no tenía razones para estar así y que tenía mucha suerte por poderme ganar la vida con el golf”, aclaró.
Fue entonces cuando decidió pedir ayuda al psicólogo Michael Gervais, aquel que en su día echó un capote al austríaco Felix Baumgartner para preparar su histórico salto desde la estratosfera. Esto, sumado al mes de descanso alejado del golf y a los consejos que le proporcionó el entrenador Pat Goss, posibilitó que Luke Donald cargara las pilas para lo que será un exigente 2016.
“Tengo que ser uno de los mejores del mundo en el juego corto si quiero tener éxito con mi forma de jugar al golf. Estoy mejorando y creo que lo conseguiré”, afirmó con rotundidad, dejando patente que los problemas de autoestima forman parte del pasado. Sólo el tiempo dirá si puede mejorar la 78ª posición mundial que ocupa en la actualidad y, lo que es más importante, volver a disfrutar de este deporte.