Viendo como se está desarrollando este comienzo de temporada resulta inevitable hablar del golfista norirlandés. Ahora, cuando ha encontrado el amor y su madurez comienza a llevarle por el camino correcto, parece que su juego no le acompaña. Sí, es cierto que acabar en el T12 en cinco de los seis últimos torneos sería espectacular para cualquier jugador, pero él no es un cualquiera, sino un de los mejores deportistas europeos de las últimas décadas.
Es por esto que los aficionados le exigen más y no son pocas las voces que tienen que salir al paso en los últimos tiempos para apagar cualquier atisbo de incendio respecto a sus actuaciones. El último de ellos ha sido Paul McGinley, ex capitán del equipo europeo de la Ryder Cup.
El dublinés, que atendió a los medios de comunicación desde el The K Club –complejo que albergará esta semana el Irish Open-, fue comprensivo con Rory, y aunque reconoció que sus niveles de concentración están “algo flojos” huyó de las opiniones que achacan al putter todas las culpas en estos primeros meses del año.
“Sinceramente, he estado viéndole y no creo que los putts sean su mayor problema en este momento. Ni eso, ni los chips, ni el drive… Yo soy de los que piensan que lo único que le sucede es que está falto de confianza. Eso es todo. Hay que tener en cuenta que lleva sin ganar mucho tiempo –no vence desde noviembre del año pasado, cuando se impuso en el World Tour Championship de Dubái-, y eso puede afectarle”, comentó.
Y McGinley no va tan desencaminado a tenor de las últimas palabras del propio Rory tras finalizar su actuación en The PLAYERS. El joven norirlandés confirmó a las cámaras que su golpe de salida al agua el domingo en el hoyo 13 se debió, ni más ni menos, que a un error de concentración al llegar enfadado al tee después de un claro putt de birdie fallido.
Veremos si esta semana puede sacar algo positivo de “su” torneo. Le vendría bien para coger confianza de cara a las duras pruebas que se avecinan.