Podría decirse que el golfista norirlandés no ha vivido un año para el recuerdo. El ex número uno del mundo consiguió dos victorias prácticamente consecutivas en el mes de mayo en el WGC-Cadillac Match Play Championship y en el Wells Fargo, pero hasta ahí llegó su éxito en el pasado curso. Además, apenas inquietó en ninguno de los tres grandes que disputó.
Eso unido a la polémica lesión en su tobillo izquierdo ha provocado que el propio jugador haya catalogado la temporada pasada como “frustrante”. Así de directo se ha mostrado el deportista de 26 años. Y gran parte de culpa la tiene su actuación en los greenes donde, desde la disputa del PGA Championship, ha visto cada vez el agujero más pequeño.
Esa semana le desapareció el putt por completo, mientras asistía a una exhibición de estos golpes por parte de Jason Day y Jordan Spieth. Pero es que ante de la rotura de los ligamentos de su tobillo izquierdo sólo había tenido caliente el putter en una ocasión, la última jornada del US Open en el mes de junio, cuando finalizó con 66 disparos su ronda. “Creo que es más un problema mental que otra cosa”, afirmó Rory en una entrevista reciente. “Siempre que no entran cada agujero se hace más complicado que el anterior”.
Y es que su reciente actuación en el Frys.com Open ha hecho saltar las alarmas de si realmente el europeo se ha recuperado al cien por cien de sus dolencias. El T26 final, con nueve bajo par, ha dado alas a sus detractores y muchos de ellos comienzan a aventurar que va a ser un año de altibajos en el circuito americano para el norirlandés con tantos torneos importantes por medio: el asalto al Grand Slam en el Masters de Augusta, la Ryder Cup, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro… Y no hay que olvidar el cansancio que lleva acumulado.
Con su viaje de 12 horas desde Europa al norte de California –que le privó entre otras cosas de animar a Irlanda en la Copa del Mundo de rugby-, Rory cumplió en este 2015 la friolera de ¡2 semanas enteras viajando para disputar algún torneo! Esto, junto a las 287 noches en habitaciones de hotel, cansa a cualquiera.
Es por ello que Rory está pensándose seriamente la posibilidad de dejar a un lado sus privilegios como miembro del European Tour. Él necesita un descanso y éste debe llegar tarde o temprano si quiere afrontar con garantías una temporada de golf que se antoja apasionante.
De momento, ese respiro debe esperar. En unos días viajará a Dubái para seguir con su puesta a punto. “Sé que soy capaz de dar más, y lo voy a demostrar”, parece decir con cada entrenamiento. Tendrá tiempo de hacerlo, esto no ha hecho más que empezar.