Hace unos días conocíamos el duro entrenamiento al que se somete a diario Rory McIlroy gracias a un vídeo promocional de Nike. En él se podía ver al golfista hacer todo tipo de ejercicios físicos, tanto con máquinas como sin ellas.
El actual número uno del mundo disfruta con sus visitas al gimnasio y se ha visto con claridad los dos últimos años. Su plan de entrenamientos está perfectamente estudiado y de ello se encarga el doctor Steven McGregor, que ha puesto en marcha “un programa progresivo de estabilidad, fuerza y poder” para hacer del deportista de 25 años el golfista más completo del circuito.
“Traer a Steve a bordo ha sido una gran decisión”, afirma McIlroy. “Antes de su llegada tenía un conocimiento previo sobre la formación y la aptitud, pero no tanto como debería ser. Él ha conseguido formarme desde el principio en la buena dirección, conseguir que mi cuerpo esté en la mejor forma posible para lo que hago. No me interesaría levantar 226 kilos estando en cuclillas. No tendría sentido”.
El jugador norirlandés recalca que los éxitos que está viviendo como profesional se deben en gran medida al trabajo previo a los golpeos en el campo de prácticas. “Mi postura era terrible cuando empecé a jugar al golf. Para tener una mejor colocación sobre la hierba debí entrenar. Ponerme recto con los hombros hacia atrás y el pecho hacia adelante exige un aire de confianza”, bromea. “Hay semanas que no tengo ningunas ganas de ir al gimnasio, pero el trabajo físico es una necesidad. Sé que lo tengo que hacer para salir al campo de golf y poder dar lo mejor de mí mismo”.
McIlroy se encuentra en la fase final de su programa de entrenamiento pre Masters de Augusta y tratará de que su juego siga in crescendo, como pudimos observar en el Arnold Palmer Invitational. Unos pocos días separan al británico de abrir de par en par las puertas del olimpo del golf. Si lo consigue tanto trabajo habrá merecido la pena.
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