Los grandes también se equivocan, y si no que se lo digan al bueno de Lefty. El ídolo de la universidad de Arizona State arrancó de una manera fulgurante su participación en el Memorial, finalizando sus 18 primeros hoyos con cuatro golpes por debajo del par del campo. Sin embargo, detrás del grandísimo resultado se esconde una bola mandada directamente a la cabeza de un voluntario que en esos momentos se encontraba en el 15 –lo que provocó que la pelota no se quedara en una posición complicada, ya que terminó en el rough-.
Mickelson, tan simpático como siempre, se acercó a esta persona con una sonrisa de oreja a oreja y le comentó: “Si hubieses tenido la cabeza un poco más suave la bola hubiese acabado en el centro de la calle”. Tras el chascarrillo, el estadounidense se disculpó por el golpe y, después de comprobar que no había provocado daños mayores, le firmó uno de sus guantes y se lo regaló.
“Lo siento mucho”, rezaba el premio, con una cara triste dibujada en una de las “O”. Un fantástico regalo con el que presumir a lo largo del tiempo.