No sabemos si estaban jugando al despiste o si ha surgido así sin más, pero lo cierto es que la popular marca con sede en Washington County (Oregon) ha dejado asombrado al mundo entero del golf al dejar visto para sentencia el acuerdo con el que se convertirá en el patrocinador principal de la ropa y los zapatos del actual número 1 del mundo. El australiano Jason Day, de acuerdo con la noticia adelantada por el periodista de ESPN Darren Rovell, pasaría a cobrar la mágica suma de diez millones de dólares por temporada, unas mareantes cifras que han pillado a todos desprevenidos.
Hace menos de un mes hablábamos de que Nike quería desligarse del golf. Muchos lo tomamos en ese momento como un cierre en banda a que este deporte siguiera formando parte de su familia –de ahí que jugador@s como Rory, Tiger, Koepka o Michelle Wie comenzaran a moverse para encontrar cobijo al amparo de otras marcas-. Pero nada más lejos de la realidad. La empresa estadounidense ha dejado a un lado la fabricación de bolas y palos, pero quiere seguir unida al golf por muchos años gracias a su dedicación en exclusiva al textil y al calzado. Y la firma de este acuerdo va a darnos una pista de por dónde quieren ir sus tiros.
De momento, y a falta del negociado con las estrellas que todavía tienen contrato en vigor, han conseguido darle un golpe de efecto al mercado tras arrebatarle al mejor jugador del planeta a Adidas, su gran competidor histórico. Ha sido un fichaje cocinado a fuego lento desde el pasado mes de mayo, cuando la multinacional alemana anunció que iba a proceder a la venta de algunas de sus marcas de la división de golf, como TaylorMade –actual empresa de palos del australiano-.
Esto no le terminó de convencer al aussie, que ha explorado nuevas vías hasta que ha dado con esta oferta de Nike, que le vestirá y calzará mientras que seguirá disfrutando de sus herramientas de trabajo cortesía de TaylorMade. De este modo, Day se convierte en el primer golfista de la historia que da el salto de Adidas a Nike, algo que no sería de extrañar que volviera a ocurrir con el paso del tiempo. Y es que el jugador vestido de cabeza a los pies por la misma marca, palos incluidos, ya es cosa del pasado.
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