Podrían pensar que lo más lógico en estos momentos en un país con tantos contagios como en Estados Unidos sería restringir al máximo cualquier actividad social. Esto mismo debió barruntar el gobernador de Nueva Jersey, que viendo las cifras de fallecidos que comenzaban a manejar sus vecinos de Nueva York decidió cortar por lo sano con cualquier atisbo de reunión.
Así pues, afirmó que el Golf no era un evento esencial y, como tal, mandó cerrar todos los campos del estado -a pesar de que tanto Nueva York como Connecticut todavía mantienen alguno que otro abierto-. Sin embargo, esto no pareció gustar a un grupo bastante numeroso de personas, que desde entonces están buscando la rectificación del dirigente.
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De hecho, hasta llegaron a recoger firmas par que los campos volvieran a abrir al público. Y, aunque no consiguieron las 15 mil necesarias para que el trámite tuviese respuesta por parte de las autoridades, la presión parece haber surtido efecto. Sobre todo porque, según unas informaciones publicadas hace unas horas en el New York Post, tanto la New Jersey Golf Association, la New Jersey Managers Association, la New Jersey Golf Course Owners Association y la Golf Course Superintendents Association de Nueva Jersey se han unido a la demanda y han enviado una carta conjunta a la oficina del gobernador, Phil Murphy, pidiendo la apertura.
“Nuestras asociaciones se han unido para ayudar a la industria a hacer de sus instalaciones un lugar más seguro tanto para su personal, como para los miembros y los clientes. Le aseguramos que no sólo buscamos reabrir, sino que pretendemos hacerlo lo más seguro posible”, afirmaba una parte de la misiva. Y, según las mismas fuentes, podrían estar muy cerca de lograrlo después de que Murphy se esté planteando, al igual que Donald Trump, volver a reactivar la economía. Esperemos que no nos tengamos que arrepentir.