Barack lo ha vuelto a hacer. El presidente de los Estados Unidos vuelve a ser noticia en el planeta golf por una de esas anécdotas que le pueden dejar marcado a uno de por vida –especialmente si es el que la goza-.
Y es que el mandatario estaba disfrutando de una plácida mañana con uno de sus pasatiempos preferidos en Torrey Pines cuando, estando a punto de finalizar su ronda, una pareja de recién casados entró en el complejo para inmortalizar algunos momentos de ese día tan especial con un paisaje fantástico de fondo. Y, claro está, no esperaban encontrarse con el presidente de su país.
Los críticos del mandatario norteamericano estarán de enhorabuena, porque les encantará observar el tiempo que pasa Obama con los palos entre las manos en lugar de solucionar los problemas del país. Y disfrutarán más aún cuando descubran que al político de Chicago le ha dado ahora por ir a los campos de golf para interrumpir bodas –quizá sea casualidad, pero sus detractores no perderán la oportunidad de meter baza-.
Y es que desde el momento en que los novios vieron a Obama, el revuelo fue intenso. Saludos, fotos, más saludos… Eso sí, el tumulto no consiguió borrarle la sonrisa de la cara al gobernante.
Así explicó la situación Stephanie Youngren, la novia: “Conforme nos íbamos acercando al hoyo 1 veíamos un ambiente extraño respecto a otras ocasiones. Enseguida nos dimos cuenta de lo que pasaba, había alguien famoso. Lo que no podíamos creer es que se tratara del presidente de los Estados Unidos. Él estaba en el green del 18 y yo procuré quedarme cerca del cristal para que pudiera verme, pero como todo el mundo se acercó a saludarle nosotros quisimos hacerlo también”.
Obama, lejos de huir del ruido, estuvo charlando amistosamente con ellos y posó para algunas fotos, además de darle algún pequeño consejo a Brian, el novio: “Vio mi pie en la cola del vestido de novia y me dijo que no hiciera eso, que podía resbalar. ¡Cómo para negarme!”.