Las provincias de Málaga y Cádiz se llevaron la peor parte a consecuencia de las lluvias que azotaron Andalucía durante el pasado fin de semana y que llegaron a alcanzar los 300 litros por metro cuadrado en algunas localidades de la costa situadas entre ambas provincias.
El temporal ha dejado inundaciones y múltiples daños en muchos campos de golf de la zona por lo que se han visto obligados a cerrar estos días y cuyos equipos de mantenimiento luchan ahora por subsanar los destrozos causados lo antes posible. Es el caso de Guadalhorce Club de Golf; Mijas Golf en su campo Los Lagos; Real Club de Golf Guadalmina en su campo Norte; Real Club de Golf Las Brisas; Casares Costa Golf; Real Club de Golf Sotogrande o Alcaidesa Links, entre otros.
Otra buena parte pudieron abrir ayer lunes tras haber permanecido cerrados el fin de semana, otros lo están haciendo hoy por primera vez tras las lluvias y el resto esperan hacerlo en los próximos días.
La parte positiva de la noticia es que la dura situación por la que atraviesan algunos de los campos andaluces ha supuesto una nueva oportunidad para demostrar la unión del sector del golf andaluz.
Sirva de ejemplo la rapidez con que han respondido algunos de ellos al llamamiento de la Real Federación Andaluza de Golf en el que se sugería que aquellos campos no afectados por las lluvias emitiesen ofertas especiales y precios de correspondencia para los socios de los campos que se han llevado la peor parte y que deberán permanecer cerrados, con el objetivo de que los jugadores no dejen de disfrutar del golf.
Lauro Golf, Baviera Golf, Parador de Málaga, Alhaurín, Los Arqueros, Benalmádena Golf, La Cala, Marbella Golf & CC y Miraflores son un claro ejemplo de ello. Además, aquellos jugadores que quieran disfrutar del golf en otras provincias de la geografía andaluza también podrán beneficiarse de precios especiales en los siguientes campos, Santa Clara, Los Moriscos, Marina Golf, Valle del Este, Alborán y Sherry.
Además, la Real Federación Andaluza de Golf ya está trabajando para promover la posible declaración de zona catastrófica en las áreas afectadas, y así conseguir que los campos puedan verse beneficiados por las ayudas correspondientes.