En apenas siete años la evolución que ha experimentado en el ranking el irlandés Peter Lawrie ha sido una pequeña montaña rusa. De ser prácticamente un desconocido a vencer en el Open de España de 2008 en un disputado playoff con Ignacio Garrido. De tocar con las yemas de los dedos el Top 100 en la clasificación mundial –ocupó el número 105 mundial en octubre de 2010– a desmoronarse hasta ocupar el 726 que ostenta actualmente. De luchar por pasar el corte en algunos Major a ni tan siquiera participar. Unos años discretos provocados por una dulce adicción.
El dublinés de 40 años afirmó en una entrevista en la emisora irlandesa Newstalk que llegó a beber “varios litros de Coca-Cola al día”. “Corté por completo y mi organismo pasó de unas altas cargas de azúcar a una bajada dramática. Perdí la confianza en mí mismo”, comentó el golfista, que afirma haber disminuido actualmente sus dosis diarias. “Ahora bebo dos o tres latas al día cuando antes eran litros. Era tal mi adicción que incluso llevaba la Coca-Cola a los campos de golf”. Lawrie terminó empatando en la decimosexta posición en el Open de Malasia la semana pasada, su mejor clasificación desde el décimo puesto en el Irish Open de 2013.
Debido a su gran poder de adicción muchos expertos han calificado al azúcar como “el tabaco de nuestro tiempo”. Un oro blanco que endulza la vida, pero también una sustancia incluso más adictiva que la cocaína y la morfina, según un estudio elaborado en el Connecticut College.