Tras más de un década de diseño, venta y expansión de su negocio por medio mundo, Ian Poulter ha dicho basta. El veterano jugador inglés no ha podido remontar el vuelo de una empresa que tenía el enorme hándicap de no convencer demasiado al otro lado del charco. Y es que en la moda, por mucho que se hayan globalizado las cosas, siguen quedando reductos de las diferencias entre americanos y europeos. “Los estadounidenses se resisten a la manera europea de vestir”, se le ha llegado a escuchar decir en alguna ocasión a uno de los héroes del Milagro de Medinah. Y puede que no le falte razón.
Hace ahora diez años, IJP Design nacía para dar respuesta a una de las obsesiones de Poulter: el vestuario en el campo de golf. El británico, antes de convertirse en jugador profesional, colaboró activamente en una tienda de ropa que dirigía su madre en el Stevenage Market londinense, lo que le llevó a tomar partido por una especialidad que siempre quiso poner en marcha. Y lo logró en 2007, ganándose bien merecidamente su fama por sus diseños atrevidos y su innovación en prendas que, tradicionalmente, se han caracterizado por la sobriedad y la sencillez.
Pero la crisis y las ya comentadas bajas ventas de su línea de ropa en Estados Unidos, han impedido que el sueño se prolongue mucho más tiempo y este mismo miércoles ha decidido poner el punto y final a esta aventura como emprendedor. “No se puede justificar la continuación de IJP Design después de muchos años de inversión y los continuos intentos de transformar el negocio dentro de un mercado con tanta competencia como el de la moda”, admitió el deportista en un comunicado.
Pero no todo iban a ser malas noticias para los seguidores de Poulter. El cierre ha provocado que desde el mismo miércoles multitud de productos se pongan a la venta en su página web con un gran descuento. Y es que las penas con pan son menos penas.