Hace ya unos años que el jugador de Barrika (Vizcaya) tiene interiorizado que es el futuro del golf de todo un país. Sus largos entrenamientos a las órdenes de Tim Mickelson en Arizona State han moldeado a un deportista único, capaz de mantener durante semanas el número 1 mundial amateur, de ser el único jugador en la historia en ganar dos veces seguidas el Ben Hogan Award al mejor golfista universitario de todo Estados Unidos y de postularse con 11 triunfos como el segundo con más títulos de su universidad, solo por detrás de Lefty.
“Probablemente sea el mejor jugador diestro de la historia de Arizona State”, llegó a comentar en alguna ocasión. Y no es que le guste hablar por hablar. Tim Mickelson afirmó hace unos meses que la única diferencia entre el vasco y su hermano era que Jon era mejor con el driver en las manos. Todo un halago viniendo de quien viene. Los 192 centímetros de altura que atesora el español le posibilitan una amplitud de swing increíble, a la que además dota de un perfecto ángulo de 90 grados para bombardear sin piedad sobre la hierba.
A decir verdad, Jon ya tenía mucho potencial antes de cruzar el charco. Sin embargo, su carácter le privó de seguir progresando en nuestro país. No hay más que recordar su descalificación en la Copa Puerta de Hierro del año 2011, cuando fue eliminado en semifinales en su encuentro ante Juan Francisco Sarasti por destrozar las barras de salida.
El país de las barras y estrellas le encauzó –más bien Tim, que le recordó que comportamientos así no tenían cabida en el golf y recibían su castigo en las gradas del glorioso estadio de fútbol americano de los Diablos del Sol, donde Jon sufrió de lo lindo-. Hoy, a sus 21 años, Rahm ha experimentado su primer contacto con un Major. Y lo ha hecho como él sabe hacer: cuajando unas tres rondas finales sobresalientes que le han permitido colgarse la medalla como mejor amateur del US Open 2016 y disfrutar de un T23 que sabe a gloria en la semana que dejará definitivamente a un lado su condición de amateur y debutará en un campeonato como profesional.
Toda la suerte del mundo para Jon Rahm-Bo, porque seguro que nos va a dar muchas alegrías de aquí en adelante.