Con motivo del «Seve & Jon golf for kids», iniciativa en la que 600 niños tomaron parte embrujados por la magia de Seve Ballesteros y el duende de Jon Rahm, el León de Barrika hizo balance de la temporada sin dejar pasar sus vivencias en la Ryder Cup de París
Pesa el legado: “La Ryder Cup es otro mundo. Cuando llegas como novato y ves a Sergio que bate el récord de puntos de toda la historia de la competición, eso tiene mucho peso, y vivirlo fue muy emocionante; además de Chema (Olazábal) y Seve (Ballesteros) que han sido la mejor pareja de la Ryder Cup… Seguir sus pasos no es fácil. He jugado una y espero que sea la primera de muchas. El primer partido lo perdimos en el 18 y el siguiente en el 17, nunca perdimos partidos por mucha diferencia”.
Un momento para el recuerdo: “El domingo de la Ryder Cup viví el momento más especial que se pueda vivir en un campo de golf. Justo antes de tirar el último putt un español gritó “¡Viva Seve!”. Es imposible que vuelva disfrutar de un momento mejor”.
Los vínculos de la Ryder Cup: “Creas una relación de casi hermanos. Desde que llegas te das cuenta de que formas parte de un equipo y todos te acogen. Llegas sin conocer a todos y te marchas teniendo a once, más los seis capitán y vicecapitanes, que son tus amigos íntimos. El que parece más callado es Thorbjørn Olesen y, sin embargo, es muy divertido; pero al que hemos descubierto todos es a Tommy Fleetwood, es amable, educado y divertidísimo. Ian Poulter es un fenómeno, y Sergio es increíble cómo nos trata”.
Ryder Cup, conversación con Olazábal: “Habló conmigo el viernes porque estaba triste por haber perdido el partido. Sentía que había decepcionado al equipo. Chema me dijo: “ganes o pierdas, eso se te tiene que olvidar, nadie te va a echar en cara que hayas perdido un partido”. El domingo salí un poco más motivado por lo que me dijo y por las ganas que tenía”.
Tee del 1 en la Ryder Cup: “Antes de jugar el corazón se me salía del pecho, nunca antes lo había sentido de esa manera. Las piernas te tiemblan antes de salir, todo me temblaba al poner el tee. Lo que más recuerdo es que cuando cogí el palo por primera vez no lo sentía, no sentía el palo y el silencio impresionaba, prefería ruido para tener la mente en otro lado. No sentí el swing, ni el golpe, vi la bola volar pero ni me enteré de que le había dado. Te tiembla todo. El ambiente en el tee del 1 es único, había 10.000 personas, increíble. Jamás lo había imaginado. El domingo hice tanto trabajo mental que salí con muchas ganas. Estaba mucho más calmado. Fui a mi bola”.
Ganar a Tiger Woods: “A Tiger le pedí perdón. Me dijo que me lo había merecido y le di las gracias porque ese momento que estaba viviendo era un sueño para mí. No podía agradecérselo lo suficiente. Justo antes de despedirnos empecé a llorar”.
Fuente: María Acacia López-Bachiller