Rory McIlroy «solo» necesitaba anotar el par en el último hoyo del Emirates GC para salir al PlayOff junto a Viktor Hovland y Richard Bland, jugadores que ya se encontraban esperando en Casa Club con un -12 en el marcador. McIlroy sabía que tenía que sacar el birdie para ganar el título, y ello podía hacerlo de dos formas. Coger green con una madera con su segundo golpe desde 240 metros tal y como ya hiciera en 2019, o jugar corto para jugársela con un approach. La elección fue la primera, y el golpe de los peores del día al abrirse la bola e irse al agua. Un bogey con el que terminaba tercero.
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