
El refranero español es sabio y siempre se encuentra uno, o más, para cada situación. Como la sucedida en la noche del sábado al número uno del planeta, Rory McIlroy cuando se quedó con las entradas en el bolsillo del llamado combate del siglo entre Floyd Mayweather y Manny Pacquiao.
McIlroy lo tenía todo controlado -o eso pensaba él- para viajar hasta Las Vegas para situarse en primera fila y disfrutar de una velada irrepetible. ¿Que cómo lo haría? Pues realizando en su jet privado un viaje exprés hasta la ciudad del juego. Y es que el norirlandés tenía planeado coger su avión privado nada más terminar su match de cuartos pero se le cruzó Paul Casey en el camino.
Y es que no se puede estar en misa y repicando ni al plato y a las tajadas. McIlroy se tuvo que conformar con ver el duelo en la sala de prensa tal y como refleja la instantánea subida por el PGA Tour a su cuenta de Twitter.






