Se suele afirmar en el mundo del deporte que las estadísticas sirven poco más que para romperlas. Esta es la sensación que le debe quedar en estos momentos a Justin Rose después de su participación en Whistling Straits.
Tras una temporada meritoria en cuanto a juego los títulos han parecido esquivar al deportista inglés. ¿Cómo se puede explicar que se haya convertido en el cuarto jugador de los últimos 30 años con mejor resultado de golpes acumulados en los cuatro Majors de un mismo año y, sin embargo, no haya conseguido vencer en ninguno? La causa parece sencilla: la irrupción de Jordan Spieth.
El golfista texano se ha impuesto en dos de los cuatro Grandes, además de firmar un segundo y un cuarto puesto en los otros dos. Esto ha propiciado que el norteamericano haya ascendido al número uno mundial y, de paso, se haya colocado como el mejor jugador en las últimas tres décadas en cuanto a resultados acumulados de Major en una misma temporada. -54 es la puntuación sumada por el de Dallas, un golpe menos de los que dio Tiger Woods en su histórico año 2000. Una auténtica pasada, que ha provocado que Rose se vaya este año de vacío en los torneos importantes.
“Si alguien me hubiese dicho al comienzo del año que iba a disparar en dos Grandes 14 bajo par me hubiese esperado a día de hoy ser tricampeón de Majors”, afirmó el británico en una entrevista ante los medios de comunicación. Pero con lo que no contó Rose fue con la exhibición de Spieth en el Augusta National –finalizó con -18- ni con la suficiencia mostrada por Jason Day en el PGA Championship –acabó con 20 golpes por debajo del par-.
Ahora, Rose intentará resarcirse en los PlayOff de la FedEx Cup, donde se presenta como uno de los grandes favoritos después de los resultados obtenidos en los últimos meses de competición.