En el par 3 del hoyo 12 del Sheshan International Golf Club de Shanghai, la sede del World Golf Championship HSBC Champions, un joven irlandés relativamente desconocido camina hacia el green. Sonríe mientras observa el marcador en la parte izquierda del hoyo con su nombre en la parte superior, por delante de las estrellas estadounidenses Tiger Woods y Phil Mickelson.
Es el año 2009 y Shane Lowry lleva seis golpes bajo el par después de 11 hoyos, en el primer día de su primer torneo internacional importante. “Era la primera vez que venía a China y creo que terminé trigésimo o por ahí. Hice 66 golpes el primer día y no recuerdo lo que hice después”, recuerda una década después el campeón del Open Championship de 2019, mientras va subiendo por la misma calle.
Tan solo unos meses antes, Lowry solo podía ver a Tiger y Phil por la televisión y nunca pensó que llegaría ahí tan rápido. “Aprendí mucho sobre mi mismo ese año”, comenta el barbirrojo irlandés acerca de la época en que se hizo pro y sus comienzos en el PGA Tour.
“Jugamos una ronda de práctica juntos en el Abierto de Irlanda de 2009 y quería esperar a jugar la Walker Cup (entre selecciones de amateur de Estados Unidos y Europa) antes de hacerse profesional”, recuerda el norirlandés Rory McIlroy. “Después de que ganara, le pregunté por qué esperar si tienes esta oportunidad”, agrega el número dos del mundo.
Shane reconoce las dificultades durante esos primeros años como jugador profesional del PGA Tour, con campos más complicados y jugadores más competitivos, pero lo acepta como un proceso de aprendizaje. “Creo que la razón por la que me va bien ahora y la razón por la que gané The Open Championship está en esos años”, reflexiona el golfista del pequeño condado de Offely.
Durante esos frustrantes años de sequía de buenos resultados, Shane fue testigo de los triunfos de otros irlandeses en los Majors: las victorias de Graeme McDowell en el US Open de 2011; Darren Clarke en el Open Championship de 2011; y Rory McIlroy en el US Open de 2011, el PGA Championship de 2012, y el Open Championship y el PGA Championship de 2014.
“Me siento muy afortunado de que todos los jugadores irlandeses de mi época hayan tenido tanto éxito. Puedo pasar tiempo con ellos, jugar rondas de prácticas con ellos, cenar con ellos y aprender de los mejores”, dice Lowry, que tuvo su primera oportunidad real de ganar un grande en el Abierto de Estados Unidos de 2015 en Oakmont, donde el estadounidense Dustin Johnson le arrebató el liderato en la última jornada.
“Creo que Oakmont fue una gran experiencia para él y le ayudó a ganar este año en Portrush”, comenta McIlroy. “Shane se ha convertido en un gran jugador. Su swing no ha cambiado y es uno de los mejores jugadores cuando tiene un wedge en las manos. Lo hace a su manera y le funciona”, agrega Rory.
Le funcionó muy bien en agosto de 2015, cuando las estrellas se alinearon finalmente para su primera victoria en Estados Unidos, en el World Golf Championship Bridgestone de Akron, Ohio. Pero el destello fue fugaz y su carrera llegó a su punto más oscuro en el Open Championship de 2018 en Carnoustie, donde no pasó el corte.
“Carnoustie es probablemente el punto más bajo de mi carrera. Perdí la tarjeta del PGA Tour, que no es ideal. Pero cuando miro atrás, me dio cuenta de que no fue realmente tan malo. Algo cambió a partir de ese momento y me di cuenta de que no es más que golf. No es una cuestión de vida o muerte ni una guerra. Darme cuenta de eso me permitió jugar con más libertad”, comenta Lowry.
Y con esta reflexión empezó a hacerse la luz en abril de 2019. Después de no clasificarse para el fin de semana en el Masters de Augusta, Lowry terminó tercero en el RBC Heritage de Hilton Head, segundo, por detrás de McIlroy, en el Abierto de Canadá. Y terminó logrando lo que ningún irlandés había hecho antes, ganar un major en su isla en el segundo Open Championship de la historia en Royal Portrush.
“Soy definitivamente muy irlandés. Amo a mi país. Amó el lugar donde crecí. Amo mi ciudad. Siento que los irlandeses son una de las razas más amables del mundo, pero obviamente no es una opinión imparcial”, comenta Lowry desplegando la típica sorna irlandesa, el “craic”.
El carácter irlandés también se transpira en la camaradería en el tour. “Todos disfrutamos de nuestra compañía. La cultura del país es apoyarnos y siempre que a alguno de nosotros le va bien, es motivo de celebración”, dice McIlroy, que podría formar pareja con Lowry en la Ryder Cup de 2020, bajo la capitanía de Padraig Harrington, otro irlandés ganador de majors.
Cuando solo quedan unos cuantos meses para definir el equipo europeo que intentará defender el título en territorio estadounidense en septiembre, la Ryder Cup está cada vez más presente en las conversaciones. “Padraig tiene una idea de cuánto quiero formar parte del equipo y creo que tengo muchas oportunidades”, señala Lowry sobre su posible estreno en la competición bienal entre los dos continentes en Whistling Straits, Wisconsin.
De momento, está este fin de semana en Shanghai, donde el ganador del Open Championship intentará ganar su segundo World Golf Championship con la estrategia de “jugar ronda a ronda” y la actitud de que “es bueno ser importante, pero también es importante ser bueno”.