“El campo de golf favorito de Rory McIlroy está a unos pocos centímetros de la catástrofe”, se ha escuchado durante esta pasada semana en The Ballyliffin Golf Club. Y es que este campo, situado al norte de Irlanda, ha sido testigo en las últimas semanas de varias tormentas primaverales que han provocado más daños de los previstos como consecuencia del tremendo oleaje. Sin ir más lejos, el hoyo 13 está peligrosamente cerca de dar con su hierba al fondo del océano Atlántico. Y esto es algo contra lo que Rory puede hacer bien poco.
Por todos es conocida la predilección del norirlandés por este paraje cercano a la ciudad de Donegal. McIlroy es un visitante frecuente en este campo –no es extraño verlo los días previos a la disputa del British Open–, e incluso se le ha podido observar ayudando a promover el turismo en esta zona, que depende en gran medida de los visitantes para impulsar su economía.
Tanto es el interés por atraer a gente que los directivos del club se han planteado hacer una oferta para acoger el Open de Irlanda en el año 2019, pero se antoja complicado. La burocracia está impidiendo que el campo refuerce las dunas de arena, que se encuentran en una zona de especial interés científico. Mientras tanto, el campo va a la deriva.
“Estamos en peligro de perder el rumbo por completo”, advierte John Farren, empleado del club. “Estamos esperando mareas muy altas de nuevo para el próximo otoño y si el agua del océano se acerca podríamos perder la totalidad del hoyo 13. Hace unos años podríamos haber traído excavadoras y volver a poner los cientos de toneladas de piedras, nuestra defensa natural. Sin embargo, el servicio de Parques Nacionales nos ha comunicado que no podemos tocarlo”.
La Oficina de Obras Públicas confirmó que ninguna obra de reparación puede tener lugar hasta que se presente al consejo un estudio científico y un plan de viabilidad de la reforma. Sin embargo, este proceso puede demorarse durante años. Y el tiempo es lo que parece no sobrarle a este club de golf: “Estamos dispuestos a pagar toda la reforma nosotros, solo queremos ponernos a ello rápidamente. Podríamos tener todo esto arreglado en un par de semanas, pero en cambio está todo parado”, sentenció Farren.
Mientras, las olas golpean con dureza las rocas, unas piedras que actúan como paragolpes de la economía de toda una región, pero que no pueden aguantar mucho más.