Cuando las cosas vayan mal no se preocupe, pues todavía pueden ir a peor. Este popular dicho podríamos aplicárselo en esta funesta semana al bueno de Tiger, porque a las palabras de su agente, Mark Steinberg, de que el californiano se perdía por lesión todo lo que restaba de año hemos de añadirle ahora varias denuncias que ha recibido su restaurante de Júpiter (Florida) por no cumplir las medidas sanitarias correctas en el proceso de guardado de los productos alimentarios.
En Estados Unidos se toman muy en serio los problemas en los restaurantes y esto ha provocado que de los días 9 a 29 de junio el establecimiento regentado por el ex número 1 del mundo recibiera hasta tres reclamaciones de este tipo por la Florida’s Division of Hotels and Restaurants –nueve desde que abriera sus puertas hace prácticamente un año- que ponen en tela de juicio la capacidad del estadounidense para llevar las riendas de un negocio de este tipo.
La existencia de las tres denuncias la hemos podido conocer gracias a Jose Lambiet, una estrella de la prensa rosa que vive en las inmediaciones del complejo: “Entre estos avisos se encuentran el hecho de tener el marisco sin cocinar a temperaturas muy superiores a las reglamentarias de 5 grados centígrados, hasta el punto de alcanzar los 16”, escribió Lambiet en el Miami Herald. “Además, las vieiras estuvieron refrigeradas a temperaturas que apenas superaban los 17 grados, y las langostas a 16, según se ha podido averiguar en los escritos. Y eso por no hablar del pollo, que estaba guardado a unos cálidos 11 grados -ideales para la cría de bacterias, pero no para la alimentación pública-”, sentenció.
Ya es el segundo revés que recibe el golfista en solo una semana –éste mucho más importante que el anterior por lo que comporta a la salud-, algo que le puede hacer ver que llevar un restaurante no es algo tan fácil como había pensado en un principio.