La biografía de Tiger Woods sigue deparando sorpresas. El último episodio se produjo en la sede del Honda Classic y tras conocerse que el deportista mejor pagado del planeta meditó abandonar el golf profesional y enrolarse en los cuerpos especiales (SEAL) de la Marina estadounidense.
El relato se puede leer en el libro escrito por su exentrenador, Hank Haney, titulado “The Big Miss”, que saldrá a la venta en breve y que tanto disgustó en su momento al jugador californiano.
Haney asegura que Tiger se entusiasmó con la idea de unirse a estas fuerzas del Ejército especializadas.
“Tiger estaba considerando seriamente convertirse en un SEAL de la Marina”, según un extracto del libro de Haney visible en la web de la revista ‘Golf Digest’.
Haney también revela que en 2004, Woods asistió a un curso de cuatro días de entrenamiento en operaciones especiales, en Fort Bragg.
“Tiger realizó dos saltos en paracaídas en tándem, participó en ejercicios de combate mano a mano, corrió 6.4 kilómetros usando botas de combate, e hizo ejercicios en un túnel de viento. A Tiger le encantó, pero su entrenador físico, Keith Kleven, se alteró un poco por el daño adicional que podría estar provocando en su rodilla izquierda”, relata.
“Una mañana estaba en la cocina cuando volvió de una larga carrera alrededor de Isleworth, y me di cuenta de que estaba usando botas del ejército. Tiger admitió que había estado usando las pesadas botas ya antes y en la misma ruta. ‘Superé mi mejor tiempo'», dijo entonces.
Haney y Tiger trabajaron juntos durante seis años, hasta mayo de 2010.
Al respecto de estos pasajes del libro, el agente de Tiger, Mark Steinberg, los calificó como “psicología de sillón”.
Steinberg sugirió que Haney se confundía con la admiración de Tiger por su difunto padre, un ex marine del Ejército estadounidense.
“Por su padre, no es ningún secreto que Tiger siempre ha tenido un gran respeto por los militares”, dijo Steinberg en declaraciones al periódico Orlando Sentinel.