Poco a poco nos vamos recuperando de la desangelada rueda de prensa que ofreció la semana pasada Tiger Woods. En ella el californiano ponía encima de la mesa todavía más dudas en lo que respecta a su vuelta a los campos de golf. Y es que el ex número uno del mundo sigue recobrando las fuerzas por esa segunda operación de espalda en apenas unos meses –tercera en los dos últimos años-.
Tiger, que mostró durante toda la conferencia una imagen apática -llegó a sondear por primera vez la palabra retirada-, ha sido durante toda esta semana el tema más comentado en los medios estadounidenses.
Y no es para menos. Pero claro, una cosa es hablar sobre él en términos de un deportista que se está recuperando de una lesión, y otra muy distinta es hacerlo como si ya no estuviera en el mundo de los vivos. Esto también es lo que debió pensar el comisionado del PGA Tour Tim Finchem, que estuvo haciendo una visita al golfista de Florida antes de coger el avión y marcharse a New Providence (Bahamas) para seguir de cerca el desenlace del torneo que se jugó a beneficio de la propia fundación de Woods.
“La visita a Tiger fue buena”, comentó Finchem a los compañeros de Golfweek. “Fue divertida. Estaba muy animado. Sobre este tema bromeé con él, porque según las noticias de la prensa todo parecía indicar que había muerto. Le dije: ?Tiger, ¿qué haces aquí? Se supone que habías muerto?. Nos reímos mucho”.
De todos modos la lesión de Tiger, el jugador más mediático de la historia en el mundo del golf, no ha sido del todo mala en términos de búsqueda de otros jugadores que puedan ocupar –al menos durante un tiempo- el vacío que está dejando el californiano, y así lo apuntaba el propio Finchem. “Que esté Tiger fuera ha hecho abrir la ventana para la creación de nuevas estrellas. Era difícil de conseguir viendo las estadísticas de Woods en toda su carrera, pero los números de la pasada temporada avalan este hecho”.
Hubiese estado bien un duelo de poder a poder contra el actual Big Three, aunque todavía queda tiempo para soñar con él.