Poco le importó ser un novato en este tipo de situaciones. Tampoco que tuviera que lidiar durante los últimos 18 hoyos con jugadores de la talla de Kevin Chappell, Rickie Fowler o el mismísimo Bill Haas –que peleaba por conseguir su segunda victoria en el Quickens Loans National–. Troy Merritt rompió todos los pronósticos -pese a iniciar la jornada en el coliderato- y se alzó con su primera victoria en el PGA Tour.
El golfista estadounidense, de 29 años, tuvo que esperar hasta el final para cerrar su triunfo. Pero así sabe mejor. Merritt aguantó las embestidas de Haas, al principio, y de Lingmerth y Fowler, después, y consiguió un cuatro bajo par en el día para una tarjeta global de -18, que fue más que suficiente para llevarse a casa la victoria. El deportista nacido en la pequeña localidad de Osage (Iowa) logra así su segundo torneo como profesional, después del Open de México del año 2009 en el Nationwide Tour.
De esta manera, Merritt se embolsa el premio de más de un millón doscientos mil dólares. Aunque eso no es todo. Además del dinero, su triunfo sobre la hierba del Robert Trent Jones le asegura dos años de excepción en el circuito norteamericano y su participación en el WGC Bridgestone de dentro de cuatro días, en el PGA Championship una semana más tarde y en el Masters de Augusta del próximo año. Casi nada. Pero no sólo de Merritt vivió el torneo.
Otra de las atracciones del día era ver qué camino iba a tomar Tiger, si el de los dos primeros días de campeonato –donde llegó a situarse con ocho golpes por debajo del par– o el del sábado, que cuajó un mala jornada y acabó con +3. Cara o cruz. Y salió cara. Incluso fue capaz de dar un pequeño susto a los jugadores de arriba, pues en apenas diez hoyos contaba con cinco birdies a sus espaldas. Sin embargo, tres bogeys prácticamente consecutivos -11, 12 y 14– le impidieron optar a cotas mayores y tuvo que conformarse con el -8 en el global y una decimonovena posición compartida con Jason Kokrak. Después de su dolorosa participación en The Open, este Top 20 es un rayo de esperanza en su intermitente juego.
En cuanto a la actuación española, mal día el vivido por Gonzalo Fernández-Castaño, que finalizó con cuatro golpes por encima del par. El madrileño no pudo hacer buenos los tres primeros días –donde incluso llegó a apuntar a los diez primeros puestos–, y acabó con -3, en el puesto 52. Tan sólo le restan dos torneos al golfista español y deberá realizar una proeza si quiere estar un año más compitiendo con los mejores jugadores del mundo.