Todo parece indicar que la «historia de amor» entre el magnate estadounidense y el polifacético actor no ha hecho más que empezar. Y es que si hace unos días era la estrella de Hollywood quien manifestaba que Trump utilizaba toda clase de artimañas para conseguir las victorias en sus encuentros amistosos, ahora es el precandidato a la presidencia por el partido republicano el que ha contraatacado asegurando que no conoce de nada a Samuel L. Jackson, más allá de sus papeles en las películas y de una cantidad ingente de «aburridos anuncios«, como se ha encargado de definir el político neoyorquino.
Ocurrió el pasado martes, cuando los medios de comunicación se apresuraron a publicar las polémicas palabras del actor norteamericano y a citar a Donald Trump a través de su cuenta de Twitter. Y pasó lo que tenía que pasar, que el multimillonario entró en el juego con un mensaje que causó estupor entre aquellos que forman parte de su equipo en la campaña electoral.
«No conozco personalmente a Samuel L. Jackson. No recuerdo haber jugado nunca al golf con él. Lo único que sé es que hace demasiados anuncios aburridos en televisión. No soy un fan suyo«.
La reacción del actor no se hizo esperar y, a través de su cuenta de Instagram, publicó una foto del famoso recibo que le llegó a su casa por el que el Trump National Bedminster pretendía cobrarle la cuota de socio sin él solicitar el ingreso –una foto que ya ha borrado porque se percató de que salía la dirección de su casa-. Asimismo, le dejó un recado en forma de post-it a Trump: «Una factura del tipo que dice que no me conoce de nada y que nunca jugó conmigo. Ahora bloquearé su trasero”.
Y las redes sociales se volcaron con el actor, entre ellos el también showman y jugador de golf habitual Anthony Anderson, que le recordó al precandidato a la presidencia el día en que los tres almorzaron juntos: “Vamos, @realDonaldTrump, jugaste al golf con Samuel y conmigo. Después tuvimos un almuerzo en el que comimos gambas y perritos calientes, ¿te suena familiar?”.
Trump estaba contra la espada y la pared… y entonces, ante la falta de argumentos, salió por la tangente. “Yo no hago trampas, al contrario que Samuel L. Jackson –su juego no le permite ganar de otro modo-. No me gusta su swing. No es nada estético. ¡Y que deje de hacer anuncios!”
Argumentos de peso con los que seguro quiere dar por finiquitado el caso.