El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, cuenta las horas para asumir el traspaso de poderes. Mientras tanto, sigue acumulando polémicas en torno a sus innumerables empresas, de las que dijo hace un par de días que se iba a desvincular para evitar que se estableciera una relación entre éstas y sus decisiones políticas cuando llegara al poder. Sin embargo, donde dije digo ahora digo Diego y de nuevo el excéntrico multimillonario ha vuelto a contradecirse después de que se supiera que en breves fechas tomará el mando de la expansión del Trump International Golf Links Scotland de Aberdeen.
Es cierto que la propuesta original planteada al Consejo de la ciudad escocesa data del año 2015, cuando nadie podía imaginarse que el magnate norteamericano iba a poder asumir las riendas de su país, y que no ha sido hasta ahora cuando se le ha dado luz verde al proyecto para que se construya un segundo campo de golf de 18 hoyos en el complejo. ¡Pero qué momento para hacerlo! La semana pasada, el abogado de Trump compareció ante los medios de comunicación para prometer que su cliente iba a estar apartado de todos los negocios de sus empresas… y ahora esto.
“De ninguna manera se llevarán a cabo nuevos acuerdos”, fueron las palabras del letrado. Y, claro, como es normal, multitud de personas le han echado en cara su actitud después de conocer la noticia que ha llegado desde las islas británicas y que ha sido portada de distintos diarios de tirada nacional en Escocia. Ha sido entonces cuando una portavoz del político republicano ha tenido que aparecer públicamente para rizar el rizo. “La fase de expansión en el Trump International Golf Links Scotland no constituye un nuevo contrato y, por lo tanto, no interfiere en la eliminación de protagonismo del presidente electo en sus empresas”, sentenció en el Sunday Herald.
Si lo miramos así, todas las operaciones pueden ser objeto de un replanteamiento para amoldarlas a las necesidades que tenga uno en cada momento. Que si no es un nuevo contrato, que si la firma se llevó a cabo antes, que si la idea estaba escrita con anterioridad en una servilleta de papel… El caso es que el campo escocés suma un nuevo contratiempo en su imagen después de que ya fuera criticado por ser construido en un área protegida para la fauna y vivir una serie de discrepancias fiscales este pasado verano. Suma y sigue.