Si lo pensamos fríamente, en un campo de golf estamos expuestos a multitud de peligros –sobre todo si quien lleva el palo en las manos no sabe bien lo que se hace-. Desde las bolas perdidas, pasando por las zonas de agua e incluso los bunkers, el mínimo obstáculo puede convertirse en una trampa de difícil solución para la integridad física de uno. Lo que nunca nos habíamos parado a pensar es que hasta un urinario portátil puede ejercer de malo de la película en mitad de un complejo. Y si no que se lo pregunten a nuestro siguiente protagonista.
Brian Berg es un hombre natural de Chicago que disfruta de este deporte tanto como puede. Juega, sí, pero lo que más le gusta es pasear por el Fox Run Golf Links –cerca de su casa- y pararse para disfrutar de los golpes de los demás jugadores. Nunca le había ido mal esta fórmula como método de entretenimiento, pero un día se encontró con una sorpresa desagradable que le hizo plantearse si merecía la pena seguir haciéndolo. Una carretilla, que transportaba un urinario portátil en su parte delantera se lo llevó por delante. Literalmente.
La falta de visión del empleado del campo por llevar semejante armatoste delante parece ser la principal hipótesis del porqué del accidente. “Fui golpeado por la grúa y me tiró al suelo. Después, me volvió a dar mientras estaba tumbado, dejándome inconsciente”, asegura el propio afectado. Como es natural, Berg ha demandado tanto al campo como al empleado que le golpeó. Y en esas está, esperando a que la justicia dicte sentencia. Así que ya lo saben, hasta si van a disfrutar de una plácida jornada de golf, lleven muchísimo cuidado. El peligro acecha donde menos se lo esperan.