Es cierto que la seguridad es un tema que nos preocupa a todos, así como la convivencia con nuestros semejantes. Sin embargo, hay ocasiones en las que este tipo de leyes se exceden de tal manera que acaban provocando el efecto contrario por su absurdez. Y es que, hablando de leyes absurdas, no hay que tener reparos en acercarse a nuestros vecinos de las islas británicas para ver algunos ejemplos.
Desde la prohibición expresa a que un taxi de la capital inglesa transporte cadáveres o perros rabiosos hasta la permisión de pasear un rebaño de ovejas a lo largo del Puente de Londres sin que el pastor tenga necesidad de pagar peaje. Son muchas las normas dictadas en su momento que en la actualidad carecen de sentido. Pues bien, en esta ocasión no son normas impuestas desde hace cientos de años, sino desde hace solo dos.
Según el diario The Guardian, 79 ayuntamientos de Inglaterra y Gales han ejercido funciones en el desarrollado de la Ley de vigilancia, delincuencia y comportamiento antisocial que entró en vigor en el año 2014. De esta manera, cada municipio tenía plenas libertades para llevar a cabo el articulado atendiendo a la idiosincrasia de cada territorio.
Sin embargo, esto ha sido aprovechado por algunas poblaciones pequeñas para establecer ordenanzas a niveles ridículos, con alguna que prohibía acciones como “caminar con un perro” o “quedarse fuera de casa después de las once de la noche”, como si de toques de queda se tratara.
Aunque, si hablamos de ridículo, el artículo que verdaderamente se lleva la palma es el publicado por un ayuntamiento de North East Derbyshire. En él se prohíbe expresamente “jugar o estar en posesión de equipos de golf en espacios abiertos”, para lo cual se establecen multas que llegan hasta las 100 libras -129,40€-.
Es decir, que es esa zona de Inglaterra podrían multar a alguien por el mero hecho de cargar con su bolsa hasta el club de golf. Como si los jugadores no tuvieran suficiente con soportar el peso de los palos, ahora también tendrían que aguantar la carga de una sanción. Ver para creer.