Un golfista amateur recupera su cartera después de que se la robara una gaviota en Pebble Beach

La gaviota aprovechó el descuido del jugador para llevársela y fue otra persona la que la encontró meses después en las inmediaciones

Pebble Beach, Hoyo 9, Gaviota,
Fue en las inmediaciones de esta bandera donde la gaviota llevó a cabo el hurto. Foto: @PebbleBeach

Pijamas, perfumes, entradas para conciertos… Los regalos recibidos durante estas Navidades por cientos de miles de personas alrededor del mundo son muchos y muy variados, pero pocos habrán generado la ilusión que le corrió por el cuerpo a un Michael Barnouin, un promotor inmobiliario americano, que hace unos días recibió algo que extravió en verano por culpa de una gaviota mientras jugaba al golf en Pebble Beach: su cartera de piel.

Una pérdida nada habitual, pues se produjo por culpa de una de las gaviotas que visitan con asiduidad el complejo. “Estaba jugando fenomenal. Era una ronda fantástica. Acababa de terminar el hoyo 8, que no es una bandera sencilla, y estaba preparándome para empezar el 9. En ese momento, mis compañeros de juego me dijeron que había una gaviota en mi buggy. Bromeé con ellos que podía coger lo que quisiera, pero cuando me acerqué la vi con algo en el pico. ¡Era mi cartera! Empecé a perseguirla con el driver en la mano y esta empezó a correr por la calle”, señaló Barnouin.

Barnouin: "Pese a que la perseguí con el driver, la gaviota alzó el vuelo y se marchó"

Rápidamente, la gaviota emprendió el vuelo y, aunque vieron que acabó soltando el botín, las bajas temperaturas del agua hicieron imposible el hallazgo. Todo ello hasta que hace unas semanas llegó Erik Bueno a su vida, un agente inmobiliario jubilado que viaja por temporadas a Pebble Beach.

Me quedé esta vez unas seis semanas. Mientras estoy allí camino mucho y aprovecho la marea baja para buscar bolas. Encontré la cartera alrededor del 20 de octubre con documentación y le escribí una carta a su propietario comentándoselo. Le dije que había varias tarjetas, pero que no tenía efectivo, añadiéndole mi nombre y mi teléfono. Me contactó y se la llevé junto a una bolsa de bolas”, relató entre risas a USA Today Sports.

Siempre busco bolas por un par de razones: primero, es un excelente ejercicio; segundo, porque quiero sacarlas del océano. Estas rozan unas con otras y desprenden plásticos que luego se comen los peces. En tres días encontré unas mil doscientas. Sé dónde buscar porque es el mismo lugar por donde todos fallan”, sentenció. Un final feliz que seguro que recuerda toda su vida.

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