El karma en su máxima expresión. Este hombre intentó sustraer un set de palos de golf de un garaje abierto en Phoenix (Arizona) cuando un resbalón le privó de introducir la bolsa en el maletero del coche de su compinche. El resultado de este intento de robo fue que el ladrón fue descubierto y puesto a disposición de la policía y el dolor de boca con el que el caco debió dormir esa noche en el calabozo. Y es que ese golpe contra la acera deja amargado hasta al más pintado.