“Todavía hay que dar gracias, porque podría haber sido mucho peor”. Esta frase en el muro de Facebook del Golden Oak Golf Course de Windsor (Nueva York) define a la perfección lo que sucedió en el complejo el pasado lunes, donde una persecución policial llevó a los vehículos de las autoridades dentro las instalaciones provocando numerosos desperfectos tanto en las calles como, sobre todo, en los greenes, dañando seis de ellos –dos de ellos gravemente-. Eso sí, al menos no hay que lamentar males mayores en lo referente a las personas.
Todo empezó a comienzos de semana, cuando un hombre de 79 años de edad se saltó un control policial en la autopista y decidió hacer caso omiso a las continuas señales de los agentes de que detuviera el vehículo. La fuga se prolongó durante unos cuantos kilómetros y dio a parar a este campo de Golf, cerca de una de las salidas de la autopista. Y no crean que aquí se detuvo el infractor. Se recorrieron algunos de los primeros nueve hoyos con un resultado funesto para la cuidada hierba. Tanto la policía como el posteriormente detenido dejaron su impronta en forma de neumático en los greenes.
Y así siguió hasta que el sospechoso se estrelló contra un terraplén del campo, facilitándole las labores a la autoridad. Media hora de huida que provocó cuantiosos desperfectos en los greenes, donde se esperan unas tareas de mantenimiento arduas que comenzarán en los próximos días, como señaló el propio complejo a través de las redes sociales.
“Seis de nuestros greenes fueron dañados. El 12 y el 15 fueron los que salieron peor parados. Podría haber sido mucho peor. Al menos nadie resultó herido. Somos resistentes. Nos podrán tumbar, pero nos levantamos mucho más fuertes. Gracias por todo vuestro apoyo, cariño y amor”, concluyó el comunicado.
En cuanto al detenido, se le han imputado cargos de imprudencia en primer grado y delitos contra la propiedad en segundo grado.