Dicen que las casualidades no existen -y probablemente en la gran mayoría de ocasiones tengan razón-. Pero lo que ocurrió este pasado jueves sobre la hierba de Pine Hills es de esas cosas que casi con toda seguridad no volveremos a ver nunca. Porque si ya es complicado ser testigos de un Hoyo en Uno en una jornada, imagínense lo que es verlo cuatro veces en el transcurso de unas horas, con uno de ellos llevándose un grandioso premio de un millón de dólares y, lo que es más curioso, siendo el único que fue captado por las cámaras.
Todo ocurrió en un concurso que tuvo lugar el mismo jueves y que contaba con una regla bien sencilla para optar a llevarse el millón de dólares: solo podrían participar cinco jugadores y serían aquellos que se quedaran durante el día más cerca del agujero en uno de los pares 3 del campo. De este modo se anotaron tres, cortesía de Dan Olson, Keith Robel y Jon Rindt, que ganaron a su vez el billete para optar al premio en este par 3 de 167 yardas.
Pero fue uno de los dos jugadores que accedieron sin conseguir el Ace el que se llevó el gato al agua. Anderson, un hándicap 7,1 pegó un hierro seis perfecto que se acabó introduciendo en el fondo de la cazoleta. “Cuando pegué el golpe sabía que había sido bueno. Botó a la altura de bandera y de ahí comenzó a rodar hacia atrás. Entonces escuché cómo el murmullo de la gente se fue transformando. Se volvieron locos”, reconoció el golfista. No es para menos.