¿Alguien se imagina pegar un golpe sobre lo alto del pretil de un puentecito de piedra que nos recuerde a una barra de equilibrio de gimnasia rítmica? Pues eso mismo fue lo que logró el virtuoso golfista Alvaro Rumbo. El jugador de La Coruña cuenta a OpenGolf que, «este golpe, encima, tenía la complejidad de que si perdía el equilibrio me caía al agua y si la pegaba atrás pues adiós palo y posiblemente muñeca«.
Sin embargo los golfistas brillantes se exhiben en situaciones al límite como hacia el gran Seve Ballesteros, con lo que Álvaro fue capaz de pegar un sublime contacto de bola para dejarla seca en el green a unos tres metros de bandera! Le recomendamos que si alguien lo intenta que sepa nadar primero.