Si es de los que está preocupado porque prefiere ir a jugar una ronda al campo de Golf en lugar de animar a su equipo de fútbol no tiene de qué preocuparse. Es normal. La indescriptible sensación de paz y libertad que da el tener el control de la bola no la da el llamado deporte rey, y cada vez somos más los que llegamos a casa para ver únicamente la repetición de las mejores jugadas. Y le hablamos de fútbol como podríamos decir baloncesto, tenis o balonmano e independientemente de si se trata de amateurs o de antiguas estrellas de esa disciplina.
Porque, por raro que parezca, ya puedes llamarte Michael Jordan que si te pica el gusanillo del Golf procurarás que nunca coincida en la agenda ningún evento cuando te encuentres en el campo de prácticas. Y hace escasas horas hemos sido testigos de esto mismo con otra de las grandes estrellas de la década pasada en la NBA. Hablamos de Jason “Chocolate Blanco” Williams, al que en más de una ocasión hemos podido verle jugar con su paisano Bubba Watson –no en vano es anfitrión de un torneo benéfico anualmente-.
El deportista de 41 años, que coincidió con Pau Gasol en los primeros compases del español en la liga estadounidense, es recordado por su virtuosismo con el balón, capaz de ver pases y huecos imposibles por los que penetrar a canasta. Y esta manera alocada de entender el baloncesto lo aplicó durante mucho tiempo en su vida personal. Eso sí, desde la posición de base era una prolongación de la libreta del entrenador, lo que hizo que se ganara a pulso el título de coach en la cancha. Es por esto que excompañeros como Kevin Garnett aprovechan cada ocasión para preguntarle sobre si, a corto plazo, ve posible postularse a entrenador de la mejor liga de baloncesto del mundo.
“Ni me lo planteo. Soy demasiado irresponsable para ser la cabeza visible de un equipo”, responde con sorna el exjugador, que suele poner el mismo ejemplo para dar largas. “Mira, si tuviera que estar en algún aeropuerto a las tres de la mañana y alguien me dijera de jugar a la mañana siguiente en Augusta… Allí que me iba”, sentencia Williams. Más claro agua. Y es que el Golf está en la lista de prioridades de muchos.