¿Jugar al Golf en plena pandemia? Algunos amateurs pasan de prohibiciones y van al campo

Según un informe publicado por el New York Times, son muchos los norteamericanos que se están saltando las normas por no percibir riesgo

El Westchester GC (Florida) es uno de los complejos que, aun cerrado, sigue teniendo afluencia de público.

La insolidaridad es algo que tiene arraigo en todo el mundo, pero al menos en España podemos presumir de que no se den algunas situaciones que estamos viendo estos días en todo Estados Unidos. Y es que la potestad de cerrar o no estados quede en manos de estos últimos puede generar estas cosas, que se produzcan desigualdades entre vecinos que lleven a otros a usar el célebre “si lo hace él, yo también” que pueden provocar más desbarajuste si cabe del que ya hay montado en el planeta entero.

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Y es que, según hemos conocido a través de un informe publicado por el New York Times, algunas personas están ignorando completamente las leyes locales de prohibición de jugar al Golf  y han utilizado los campos como refugio para perderse en un remanso de paz. Sobre todo en Florida, donde actualmente hay tres condados en los que los complejos están cerrados. Aunque esto no parece que sea un gran impedimento para muchos golfistas, que continúan llevando a cabo sus hoyos sin importarles ni las leyes ni el bien común.

“Creo que esto que hacemos está bien. Después de todo, estamos caminando y respirando aire fresco”, le respondió al periodista David Segal un asiduo jugador del Westchester Country Club. “No estoy preocupado por ningún problema de seguridad, pero he de reconocer que a mi mujer no le hace mucha gracia que esté por aquí. Ella es mucho más precavida que yo”, le contestó otro. Lamentablemente, esto que puede parecer una temeridad de unos pocos, se ha extendido a otros puntos de la geografía norteamericana. 

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Hasta en Nueva York, la zona cero de los contagios. Allí, la policía se ha visto obligada a expulsar de los campos en los últimos días hasta a 300 personas que se habían saltado a la torera lo prohibición. Una situación que también se ha producido en York, Pensilvania y Massachusetts. Un panorama que ha provocado que muchas autoridades vuelvan a abrir los campos fruto de las múltiples presiones por parte de amplios sectores. Una auténtica imprudencia que esperemos no tener que lamentar en las próximas semanas.