Si su hijo o hija sueña despierto con el golf, lo vive con pasión, se entrena y disfruta con ello pronto puede caer en casa esta afirmación: mamá, quiero dejar de estudiar porque quiero ser profesional.
¿Cómo deben reaccionar los padres ante ese reclamo? Hay dos vías fundamentales que se pueden seguir, determinadas por el apoyo paterno y el complemento (estudio-deporte), y una tercera que se debe evitar.
Sobre esta última cuestión hay que recordar que si su hija o hijo disfruta apasionadamente del golf nunca se le debe impedir o, incluso, prohibir esa actividad. Otra cosa distinta será cómo complementarla con los estudios.
El debate está y ha estado ahí, entre nosotros, pero surge con cierta actualidad por la reciente experiencia de Javier Ballesteros Botín, el hijo mayor de Seve, en un torneo profesional en San Cugat, perteneciente al Alps y Peugeot Tour.
Javier, de 21 años y hándicap 0.4 antes de acabar decimocuarto en este torneo por delante de muchos ‘pros’, es aún ‘amateur’ y estudia en Madrid, en la Universidad, para ser abogado.
Ballesteros tiene entre sus obligaciones semanales hincar los codos con el Derecho penal, mercantil, procesal… Entre artículo y artículo en su mente repasará el ‘swing’, cuya plasticidad, por cierto, se asemeja de una manera inverosímil al que tuvo su padre, quizá como un acto inconsciente del efecto en espejo paternofilial.
“Tener el golf en casa ha hecho que siempre me plantease algún día ser profesional”, admite el mayor de los Ballesteros Botín, quien advierte: “Pero primero tengo que terminar la carrera, que es algo que me han inculcado mucho mis padres, quizás más mi padre porque le faltó a él. Pero los dos siempre me han insistido mucho, y es mi prioridad. Luego ya veremos. No tengo plazos”.
La aspiración futura de Javier con el golf, obviamente en un plano relevante por ser hijo de una leyenda del golf como Seve Ballesteros que tristemente nos dejó, no es el único que en su momento cayó sobre la mesa del comedor de un hogar español. La lista de jóvenes que plantearon así su futuro, y lo plantearán Dios mediante, es amplia y con resultados contrapuestos.
Gonzalo Fernández-Castaño, uno de los mejores ‘amateurs’ del mundo y un buen estudiante, también esperó a obtener su graduado en Empresas para dar el paso siguiente. El madrileño se hizo profesional con 24 años, hace ahora 8. El tiempo, a tenor de sus éxitos, le ha dado la razón.
El malagueño Pablo Martín también puso en la balanza los estudios y el golf. En casa y gracias a alguna beca, se marchó a la Universidad del Estado de Oklahoma, en donde se entrenaba, competía y estudiaba. En abril de 2007, se convirtió en el primer amateur en ganar un torneo del Circuito Europeo tras conquistar el Abierto de Estoril.
Por su condición de ‘amateur’, Martín Benavides no pudo cobrar los 208.330 euros de premio. En julio de ese mismo año se hizo profesional.
Recientemente, el chino Guan Tian-Lang, de 13 años, batió el récord de precocidad del circuito europeo al participar en el Open de su país. ¿Qué hará este muchacho en el futuro tras no atravesar el corte de aquel torneo por muchos golpes?
Para adoptar decisiones acertadas en el presente hay que velar por el futuro. Tan frustrante puede resultar no alcanzar las expectativas como jugador de golf que impedir que su hijo dedique parte de su juventud a intentar encontrar un hueco en los circuitos profesionales, cuya competencia todos sabemos que es brutal.
Una reflexión en común sobre el futuro de nuestro hijo será un ejercicio de inteligencia. La vida deportiva del golfista es larga, pero éste no queda exento de padecer lesiones que corten una trayectoria, o que sufra un estancamiento repentino en su progresión.
El mejor consejo a nuestros hijos puede ir en estas direcciones: prepárate para ser un buen golfista (técnica y preparación física) y no olvides aprender cómo ser un buen profesional de golf (pedagogía, didáctica, enseñanza) o busca unos estudios compatibles con tu actividad en un futuro (gestión de empresas, gerencia, marketing, leyes o educación física). Y siempre, siempre, que no falte en casa el cariño, el apoyo y el afecto.