Los veinte finalistas Lacoste Promesas nunca olvidarán la jornada de entrenamiento que han disfrutado en La Sella Golf Resort, en Dénia (Alicante). Comenzaron poniendo a punto el swing en el campo de prácticas bajo la atenta mirada de José Mari Olazábal, Miguel Ángel Jiménez y Nacho Garrido, y a continuación salieron a jugar junto a ellos.
Olazábal impartió una lección magistral de putt al primer grupo de jóvenes: “Al patear, tenéis que hacer el movimiento en bloque y que no vaya cada parte del cuerpo por su lado, pero lo más importante es que tiréis firme y sin miedo. Se fallan más putts cuando no se tiran con valentía. Siempre hay que ser valiente, no sólo en golf sino en cualquier situación de la vida”. Con el siguiente partido se picó: los chicos pegaron sendos golpazos a los que el “Vascorro” dio réplica bromeando: “¡Un respeto a los abuelos, que todavía podemos dar guerra! ¿Qué os creéis, que sólo vosotros podéis pegar trallazos?”. Y dio un consejo al tercero: “Lo importante es colocarse y hacer el swing en orden a lo que pretendéis conseguir, visualizando primero el vuelo de la bola”.
Jiménez les explicó que “pegarle a una pelotita y jugar al golf son dos cosas muy distintas; en la segunda hay que utilizar la cabeza, que para algo la tenemos. ¿Por qué cogéis el Drive en este hoyo?, ¿pensáis jugarlo de la misma manera cuando el domingo estéis luchando por ganar Lacoste Promesas? Cuidaíto y a pensar, ahí radica la fuerza de los buenos jugadores”. También les enseñó a aprochar: “No pasa absolutamente nada si pegáis un salto de rana, Tiger (Woods) pegó una pila de ellos la semana pasada. Tenéis que confiar en los grados del palo, mirar alrededor del green para ver dónde hay que parar la bola y cuánto va a rodar. Lo que nunca os puede fallar es el contacto con la bola”.
Nacho Garrido hizo hincapié en la secuencia del swing -“hay que bajar un poco las revoluciones y hacerlo con más ritmo”- logrando a la vez que los jóvenes desplegasen su mejor nivel: se apostó las coca-colas contra los chicos formando equipo con las chicas y, una vez entrados en competición, saldaron un hoyo con cuatro birdies y una corbata. Para el madrileño, ésta ha sido una jornada muy especial: “Es uno de los días más agradables de todo el año, nosotros recibimos de estos chavales mucho más de lo que damos; es muy reconfortante. Los ocho meses que he pasado apartado de la competición (ha sufrido mononucleosis) me han servido para descubrir otras facetas de este deporte, y para darme cuenta de que me gusta mucho la enseñanza. Estoy encantado con la escuela y disfruto muchísimo impartiendo clase”.
Además de aprender técnica y estrategia en el campo, los jóvenes aprovecharon para hacer todo tipo de preguntas a los tres campeones, como la que hicieron a Olazábal: “Chema, tenemos curiosidad por saber qué marcador utilizas en el green”, respondiendo para sorpresa de sus interrogadoras: “uso una moneda de cinco céntimos, suelo llevar dos en el bolsillo”. “Ah, creímos que llevarías uno más molón como algunos jugadores”, y el de Hondarribia sentenció con su habitual sencillez: “Lo molón es meter el putt, eso es lo que os debe importar y no el marcador; dejad que os admiren por vuestro resultado y no por las cosas que lleváis”.