Cody Gribble y Charley Kaufman fueron los últimos jugadores en tener encuentros con estos “simpáticos” animalillos que suelen rondar las zonas de agua de los campos de la costa este norteamericana. Dotados de un aspecto nada amistoso y con unas largas filas de dientes asomando de su boca, los aligátores se han hecho dueños de gran parte de los recorridos del país de las barras y estrellas y hay que andar ojo avizor para vislumbrarlos antes de asomarse a los lagos.
Sin ir más lejos, el amateur Daniel McNamara fue testigo de una de esas escenas más propias de documentales. Se encontraba disputando el tercer hoyo en un campo de la localidad de Port Charlotte (Florida) cuando, según relata el propio deportista, la bola de su compañero de juego se desvió con la mala suerte de que esta impactó en la cabeza del reptil que, ni corto ni perezoso, se la echó a la boca y se fue deslizando poco a poco hacia el agua. ¡Al menos solo fue la pelota!





