Nadie podía llegar a imaginar nunca que, además de los jugadores que se han ganado por derecho propio figurar en una lista de los más grandes de 2016 como consecuencia de sus triunfos en los Major, iba a haber un golfista que conquistaría el corazón de los amantes de este deporte por su simpatía, sinceridad… y su inimitable estilo. Nos estamos refiriendo a Andrew “Beef” Johnston, un perfecto desconocido en el planeta golf hasta que en abril consiguió el triunfo en el último Open de España disputado en el RC Valderrama. A partir de aquí, su carrera está siendo meteórica, con contratos de patrocinio y el reconocimiento de los aficionados allá por donde va.
Como sucede con John Daly al otro lado del charco, es imposible no reconocer a Beef cuando está presente en un torneo. Su peculiar forma física –en un momento donde los golfistas están trabajando más que nunca el culto al cuerpo-, su destartalada barba y la legión de seguidores que le acompañan careta en mano dan buena cuenta de que estamos ante uno de los llamados influencer del golf en estos momentos. “Me di cuenta por primera vez de la repercusión que estaba teniendo en Baltusrol, durante el US PGA. Salí al tee del hoyo 1 y era una auténtica locura ver a tanta gente apoyándome”, confesó el londinense en una entrevista concedida al PGA.
Y, claro, Beef no desperdicia un solo momento para agradecer a los fans el cariño mostrado, algo que repercute en su propio beneficio. “Intento conseguir la sincronización perfecta para entrenar y pasar el mayor tiempo posible con los aficionados. No porque lo vea una obligación, sino porque me encanta. Significa mucho para mí”, afirmó. Después de todo, los “beeflievers” han sido los causantes de que el inglés haya llevado a cabo este 2016 uno de sus grandes sueños: ganarle a John Daly en una improvisada competición de beber whiskey.
“En 2012 le conocí por primera vez y pude intercambiar unas palabras, pero no ha sido hasta este año cuando hemos establecido una relación de amistad. Jugamos juntos el Alfred Dunhill Links Championship en Carnoustie y cuatro semanas después en el Turkish Airlines Open. En Turquía fue la primera vez que coincidimos fuera del campo de golf. Pensó que podía beber tanto whiskey como yo… y digamos que no le fue bien”, sonrió Johnston. Y a partir de aquí ya conocen la historia. En pocas fechas podríamos verlos actuar como pareja en un “triatlón de birdies, cerveza y carne” ante el australiano Steven Bowditch y el estadounidense Boo Weekley. Será para verlo. Será para verlo.