El golf no sabe de matemáticas ni de números. Así se demostró una vez más en medio del desierto del Golfo Pérsico, en Abu Dabi, en donde Rory McIlroy y Tiger Woods (sancionado con dos golpes de penalidad), los números 1 y 2 del mundo, tuvieron que hacer las maletas antes de tiempo.
Rory estrenó palos y año, pero el resultado fue un petardo sonoro. Ni siquiera el viernes, tras recuperar su viejo ‘putt’ Scotty cameron y sin determinar si pidió permiso a Nike o no, McIlroy pudo enderezar el rumbo. El joven de 23 años que domina el golf mundial y los negocios (firmó un multimillonario contrato con Nike), se estrelló en el Abu Dabi Championship, del Tour europeo, y abandona el torneo después de 36 hoyos. Con dos rondas de 75 golpes (+6), McIlroy acabó lejos del corte.
Tiger Woods, quien también estrenaba año, pareció que apuntalaba su permanencia en los Emiratos Árabes con tres ‘birdies’ consecutivos entre los hoyos 14 al 16 y al más puro estilo Tiger. No obstante, sus rondas (72 y 75) para +3 tampoco fueron nada del otro mundo y le dejaron también fuera de un torneo en en último suspiro y tras un par en el hoyo 18 del paraguayo Fabrizio Zanotti. Un ‘bogey’ del suramericano hubiese metido a todos los jugadores con +3, incluido Tiger.
Sin McIlroy ni Tiger, el torneo parece como si se quedase huérfano.
La segunda ronda deparó eso sí el interesante trabajo del madrileño Gonzalo Fernández-Castaño, que se situó en la segunda plaza compartida con el escocés Scott Jamieson y el danés Olesen, todos con -7 y a un golpe del nuevo líder, el inglés y quinto mejor jugador del mundo Justin Rose.
Fernández-Castaño firmó 66 golpes (-6), con siete ‘birdies’ y un comienzo como a él siempre le gustó ‘bogey’. El madrileño penetra en el fin de semana con muchas opciones de pelear por el primer título de la llamada gira del desierto.
En el bando español, José Manuel Lara y José María Olazábal fallaron el corteo, mientras que Pablo Larrazábal retrocedió hasta el puesto nº34 por sus 74 golpes.