Quien pensara que lo del primer día en el Scottish Open iba a ser la tónica habitual sobre la hierba del The Renaissance, con una auténtica verbena de birdies, estaba muy equivocado. Y es que le lluvia está jugando un papel muy importante desde el inicio del campeonato, algo que se ha hecho todavía más evidente este sábado conforme iba avanzando el día. Para que se hagan una idea, de cara a los últimos 18 hoyos del evento ya no hay golfistas con dobles dígitos en negativo después de las cartulinas sobre par de Lucas Herbert (79 golpes, -3) y Robert Rock (72 golpes, -9).
Una circunstancia que ha provocado que se iguale todo en la parte de arriba y que un español vaya a luchar por convertirse en el segundo miembro de la Armada en triunfar aquí tras Rafa Cabrera Bello. Se trata de Adri Arnaus (67 golpes, -5), que ha vuelto a presentar su candidatura a la victoria con una de las mejores vueltas del día gracias a cinco birdies y a un solitario bogey. Un resultado global de -5 que le permite quedarse a sólo dos golpes de un numeroso podio y, lo que es todavía mejor, a cuatro de un Robert Rock que ha vuelto a evidenciar que puede sufrir en la última manga.
Aunque el barcelonés no lo tendrá nada fácil para conseguir su primer título en el European Tour. Junto a él, en la parta alta se han colado pesos pesados como Andy Sullivan (69 golpes, -5), Ian Poulter (73 golpes, -7) y Tommy Fleetwood (69 golpes, -7), que darán que hablar en los últimos partidos del torneo. Unos encuentros estrella en los que, aparte del jugador de 25 años, la Armada no contará con más representantes.
Sobre todo porque Larrazábal (76 golpes, -1), que llegaba al sábado como nuestro mejor hombre, ha tenido el peor día de la semana por culpa de siete bogeys y dos birdies. Jorge Campillo (75 golpes, Par) y Adrián Otaegui (73 golpes, +1) completaron la hoja de servicios de los nuestros en la penúltima ronda en territorio británico e intentarán seguir escalando plazas.