Todavía no se tienen noticias oficiales de lo que va a suceder con la Ryder Cup que tendría que visitar Whistling Straits en apenas unos meses pero, tal y como sucediera con algunas decisiones de gran calado como la cancelación de The Open o la prohibición de público en el PGA Championship, las filtraciones que llegan desde las islas británicas lo dicen bien claro: el evento se pospondrá hasta el próximo año, tal y como venían reclamando en los últimos tiempos algunos de los protagonistas de ambos equipos.
Ha sido The Guardian el que ha dado la exclusiva hace unas horas y lo cierto es que cobra fuerza porque en esta ocasión la PGA de América no ha querido refutar lo publicado en dicho informe -al contrario de lo que ocurrió en el mes de marzo, cuando la cuenta de Twitter del combinado de las barras y estrellas desmintió las informaciones publicadas en The Telegraph-. Una noticia que supondría la segunda variación de fechas en este siglo del evento tal y como conocemos hoy en día -la primera se produjo por los atentados acaecidos el 11 de septiembre del año 2001– y que vendrían a darle la razón a los críticos que apuntaban a que esta competición no tendría sentido alguno sin público.
El informe en cuestión añade que las conversaciones entre la PGA de América y el European Tour, los dos órganos que gestionan el evento, “están prácticamente finalizadas” y que el anuncio de la suspensión se producirá a más tardar el próximo 30 de junio. Una noticia que provocaría un efecto dominó en el resto de competiciones de calado internacional, pues la Presidents Cup -diseñada para jugarse en Quail Hollow en 2021– pasaría a jugarse en 2022 y la próxima Ryder Cup en suelo europeo –Roma 2022– se disputaría finalmente en 2023.