Helen Briem y su impresionante capacidad de acumular triunfos en todo tipo de ámbitos ha efectuado una escala más en La Sella Open, su primera victoria del Ladies European Tour.
El hecho, más que loable, incrementa su halo de jugadora especial, que ha acaparado en poco más de tres meses gracias a cuatro títulos previos en el circuito de promoción LET Access Series -tres como amateur, el último, en Inglaterra hace dos semanas, ya como profesional-, al margen de contribuir a ganar con Alemania el Campeonato de Europa Absoluto Femenino por Equipos. Todo ello, atención, en apenas cien días.
La apabullante sucesión de éxitos convierte a la joven jugadora germana, de solo 19 años, en una joya golfística a seguir con atención. Lo demostró en La Sella Golf, donde la imponente altura y envergadura que le caracteriza, gracias a sus más de 1,90 metros de altura, constituyen ya una anécdota.
Además de Ana Peláez, Luna Sobrón -séptima-, también acabó entre las diez mejores jugadoras del torneo
Porque, efectivamente, Helen Briem impresiona, pero sobre todas las cosas por la innegable calidad de su juego que le llevó a superar todo tipo de dificultades. Se las ofreció, y muchas, la francesa Pauline Roussin-Bouchard, una rival siempre risueña pero corajuda que le puso en severos aprietos a lo largo de una ronda final de infarto.
La golfista gala, integrante del partido estelar junto a Helen Briem, asistió primero al desfondamiento de la italiana Virginia Elena Carta para revelarse como la única contrincante con verdadera capacidad para discutirle el triunfo a la alemana. También lo intentaron, con brío evidente, otras jugadoras como la checa Sara Kouskova o la japonesa Ayako Uehara, para quienes, viniendo desde atrás, cualquier error suponía un obstáculo insoluble en la lucha por la victoria. Los cometieron en momentos clave, perdiendo por tanto el papel de candidatas al triunfo final.
A esa dinámica se sumó Ana Peláez, la golfista española más fresca y acertada de ideas, que durante muchos hoyos protagonizó un caza y captura heroico. Su tarjeta se poblaba de birdies, hasta cuatro en el hoyo 12, un número encomiable pero insuficiente ante la capacidad de Helen Briem de acumular por su parte los golpes necesarios para mantener a salvo su intocable atalaya.
De hecho, la resolución del torneo se convirtió en los últimos nueve hoyos en un emocionante y exclusivo mano a mano entre Helen Briem y Pauline Roussin-Bouchard. La francesa, inspiradísima, era una máquina de fabricar birdies y de mantener su tarjeta ajena a los errores, lo que le llevó a empatar con alemana con 16 bajo par en el hoyo 13.
En ese punto Pauline Roussin-Bouchard acumulaba siete, pero también a partir de ese punto su inspiración se secó de forma abrupta, poniendo en bandeja el triunfo a una Helen Briem con capacidad de ofrecer el mejor de los magisterios -seis birdies sin fallo-, concluyendo con birdie, como en las tres rondas anteriores, el hoyo 18.
La admiración se extendió como la pólvora por todos los rincones de La Sella Golf. Había quedado claro que Helen Briem, inmutable, tenía capacidad para responder una y otra vez a cualquier propuesta que osase descabalgarla de la primera posición, esa que ha hecho propia en los últimos cien días con un ritmo y una cadencia que impresiona aún más que sus más de 1,90 metros de altura.
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