Es la globalización, amigo. Esta frase viene implícita cada vez que nos damos una vuelta por los calendarios de los mejores circuitos del mundo y vemos como, cada vez más, los eventos van tomando una perspectiva mundial en lugar de centrarse en el territorio del cuál bebe su nombre. Así pues, podemos encontrarnos con eventos del PGA Tour con sede en México, Canadá, Malasia e incluso Corea del Sur.
Pero el ejemplo más claro de que este deporte va destinado a tener un único circuito potente en la próxima década nos la da el European Tour -que de europeo tiene cada vez menos en sus comienzos de año-. Hong Kong, Australia, Sudáfrica, Omán, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, China… y a partir del próximo año Arabia Saudí. En su afán por querer abrir el mercado, la gira del viejo continente ha encontrado en los países del Golfo Pérsico un nicho a explotar para extender este deporte -y dicho sea de paso abrir una importante fuente de negocio con los petrodólares-.
Así lo anuncio el hombre fuerte del European Tour, Keith Pelley, cuando a través de un comunicado quiso dar las gracias al monarca del país asiático por permitir que todo esto pueda tener lugar a partir del 2019: “Estamos muy entusiasmados con poder dar los primeros pasos para llevar el Golf profesional al Reino de Arabia Saudí. Debo agradecer tanto a Su Majestad Real, Mohammad bin Salman bin Abdulaziz Al Saud, como a la Autoridad Deportiva General y a la Federación de Golf de Arabia Saudí tanto por su visión como por su compromiso y apoyo”, afirmó el norteamericano.
El torneo en cuestión, del que todavía se desconoce la bolsa de premios, formará parte de la denominada “Gira de Desierto” y tendrá lugar del 31 de enero al 3 de febrero sobre la hierba del Royal Greens G&CC. Unas espectaculares instalaciones a las que las mujeres podrán entrar después de que este 2018 -si, todavía estamos así- se les haya permitido la entrada a los recintos deportivos.