El joven jugador estadounidense va como un tiro hacia el que sería su primer título como profesional en el PGA Tour. El golfista nacido en Plantation (Florida), de solo 23 años de edad, dio en esta jornada del movimiento otra buena muestra de que, aun cuando la experiencia no te acompañe, te puedes hacer valer tu calidad para solventar los momentos difíciles en las duras jornadas –que los hubo este sábado-.
Daniel Berger (-10) arrancaba sus terceros 18 hoyos de este St. Jude Classic con una cómoda ventaja de tres golpes respecto a su compatriota Tom Hoge (-2), que venía de conseguir un grandísimo resultado en el ecuador de la competición. No se había encontrado en una situación parecida, pero Berger fue marcando los tiempos como si fuera un veterano en la contienda y siempre fue manteniendo a raya a los rivales sin que los nervios le jugaran una mala pasada.
Ni siquiera cuando, tras dos birdies y un bogey, se enfrentó al par 3 del hoyo 14 y mando desde el tee la bola al lago ubicado en pleno centro del TPC Southwind, provocando el doblebogey posterior. Este revés le pilló con el pie cambiado, pero no fue suficiente para quitarle de la mente los planes que tenía estudiados para este tercer día.
Y eso que en esos momentos marchaba con -8, solo un impacto por encima de D.A. Points (-7) –mejores números del día con seis birdies sin fallo-, Steve Stricker (-7) y Phil Mickelson (-7). Pero entonces sacó a relucir la calidad y los golpes que le hicieron valedor esta pasada temporada del título de mejor Rookie del año.
Dos birdies seguidos en el 16 y en el 17 –el segundo de ello después de un magnífico chip desde unos siete metros y medio- le volvieron a situar con el negativo en su tarjeta y con la misma ventaja con la que se había marchado 24 horas antes a Casa Club. Eso sí, con la salvedad de que ya solo restan 18 hoyos para la finalización del campeonato previo a la conquista de Oakmont.