Arrancaba el día con un ocho bajo par en el marcador y con las opciones intactas de dar un golpe sobre la mesa para disputar el domingo en uno de los grandes partidos del Quicken Loans. Pero las cosas no salieron como esperaba y Billy Horschel fue descendiendo poco a poco después de una vuelta en la que, llegado el 17, acumulaba un solitario birdie y seis bogeys. Y así llego al par 3 del 17, una bandera que también tenía muy mala pinta después de un primer golpe al rough y un segundo a 18 metros y medio del hoyo.
Pero entonces el americano tomó el toro por los cuernos, se preparó, lanzó y… ¡bang! Un purazo por todo el centro del agujero que, si bien es cierto que no le alegró mucho la cara, sirvió para detener la sangría de errores.