Sí, puede que no le valiera de mucho, pero eso no quita para que Rickie Fowler convirtiera este pasado domingo uno de los putts más bellos de lo que llevamos de 2018 en los grandes circuitos. Y es que el californiano arrancaba la última vuelta del Wells Fargo con la obligación imperiosa de sobreponerse al doblebogey del 5 más pronto que tarde. Y entonces, en el primer par 5 de su vuelta, sucedió esto.
Una bola sin aparente peligro que se encontraba a casi 23 metros y medio del agujero se convirtió en un disparo teledirigido que llevaba como única misión terminar en el fondo del hoyo. Y menos mal que lo consiguió, porque con la velocidad que llevaba esa bola no nos queremos ni imaginar dónde hubiese acabado.