Cuentan los entendidos que el Golf es un deporte de perdedores. No en vano, cada semana se pelean por la victoria una media de 156 jugadores en cada torneo y tan solo uno consigue hacerse con el triunfo final. Una corona de laurel a la que le va aparejada una copa, fotos y multitud de entrevistas, pero que deja alrededor de 155 golfistas marchándose a casa con la sensación de dejar escapar otra semana más. Así es como se ha sentido Brian Davis desde que a finales del siglo pasado decidiera compaginar el European Tour y el PGA Tour.
Este jugador inglés nacido en Londres hace 44 años tiene el dudoso honor de ser en estos momentos el deportista en activo que más tiempo lleva persiguiendo el triunfo en la gira estadounidense -obviamos a Omar Uresti, que después de 368 torneos disputados se ha centrado desde ya en el Champions Tour-. Davis, que sí que ha conseguido salir con honores del European Tour hasta en dos ocasiones -una de ellas, precisamente, en el Open de España del año 2000– acumula 359 torneos a sus espaldas sin salir campeón y, sin embargo, continúa sin perder la sonrisa.
“Nací para hacer esto y, sinceramente, no me imagino colgando los palos”, confesó recientemente en una entrevista. “He hablado con psicólogos, con amigos y quizá si hubiera sido menos exigente conmigo mismo mi suerte habría cambiado. Aunque también es cierto que si no hubiese sido tan duro conmigo mismo no habría permanecido en el Tour más de 20 años”, aseguró.
En la actualidad, Davis se recupera de una complicada operación cervical que lo dejó en el dique seco en enero de 2017. Un tiempo que ha aprovechado para disfrutar de sus tres hijos, algo que no había podido hacer hasta ahora, y de su mujer. A caballo entre el PGA Tour y el Web.com, este europeo -que a lo largo de su carrera ha amasado un montante de 13,4 millones de dólares-, se prepara para un nuevo curso en el que, quién sabe, quizá pueda salirse con la suya.