Desde el pasado 7 de febrero de 2021, momento en el que se adjudicó su segundo Phoenix Open con el que levantaba su octavo entorchado en el circuito americano, Brooks Koepka dejó de ser el mismo. El norteamericano, que había logrado dos US Open y dos PGA Championship -además de auparse al número 1 mundial- cuando apenas contaba con 29 años, pasó por un calvario de lesiones que frenaron en seco el camino de gloria que había comenzado a sembrar tiempo atrás. Y por si fuera poco llegó el LIV Golf.
La oferta de la gira encabezada por Greg Norman era demasiado buena como para rechazarla, lo que le llevó a partir de ese momento a ser enemigo público del PGA Tour. Eso sí, desde su incorporación al circuito árabe las cosas no han sido un camino de rosas precisamente. De hecho, han hecho falta seis torneos para que el jugador de Florida dejara entrever algunos destellos de épocas pasadas.
“Hace unos meses no sabía mi carrera había terminado. Le dije a mi entrenador que no estaba seguro de si volvería a jugar”, confesó el jugador de las barras y estrellas en la rueda de prensa posterior a su victoria en Jeddah. “Después de tres años seguidos sufriendo lesiones, sienta muy bien jugar un torneo al máximo nivel y ganarlo”, añadió.
Un tormento que se inició en agosto de 2019 con una lesión en el tendón rotuliano de la que recayó meses después tras un resbalón en la CJ Cup. A raíz de aquí, forzó tanto que acabó lastimándose el labrum de la cadera izquierda. Todo ello antes de dislocarse la rótula derecha y de requerir de un nuevo viaje al quirófano.
“Siendo suave, puedo decir que los últimos años no han sido nada divertidos. Por suerte, ahora me siento mucho mejor. En unos años tendré que someterme a un reemplazo de rodilla, pero nunca estuve seguro de si podría moverme de la manera en que quería moverme. Me siento muy afortunado por cómo estoy a día de hoy”, sentenció.
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— LIV Golf (@LIVGolfInv) October 17, 2022
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